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ICON ROAD – UN VIAJE NOVELADO A TRAVÉS DE LA HISTORIA DEL AUTOMÓVIL

Contada a lo largo de sus más de 400 páginas desde una perspectiva humana y emocional, es una historia del automóvil y mucho más… se trata, en fin, de la historia misma del siglo XX.

Colores para la gloria

Colores para la gloria


Disfruta de un épico repaso a los colores más icónicos de los coches de competición, desde sus comienzos hasta los patrocinadores legendarios

Hoy en día los coches de carreras llevan con orgullo o resignación los colores y nombres de los patrocinadores, los que ponen el dinero. Esto comenzó a ser la norma tras liberalizarse la apariencia exterior de los vehículos, lo que ha dado lugar a algunas combinaciones de colores icónicas. Aquí vamos a ver cuáles han sido las más impactantes, pero antes… 

Antes, en las primeras décadas, la norma dictaba que en las competiciones internacionales los coches llevaran los colores de su país de origen. Todo comenzó en 1900, muy al principio de la era del automóvil, cuando estos aún parecían carrozas sin caballos: unos trastos lentos y ciertamente faltos de fiabilidad. Tanto que las reglas obligaban a que el piloto fuera acompañado de un mecánico, para tener la esperanza de que alguno llegara a la meta.

En fin, en aquel año, James Gordon Bennett Jr., dueño del periódico New York Herald, ofreció al Automobile Club de France (ACF) organizar una carrera y donar el premio al vencedor. La primera Copa Gordon Bennett se libró entre París y Lyon y se decidió que para distinguirlos, cada coche llevaría un color relacionado con su país de origen. Así, entre otros, se adjudicó el azul a Francia, el blanco a Alemania y el rojo fue para EEUU.

Los cuatro fantásticos…

El azul o “bleu de France” tiene su inspiración en la bandera del país galo y lo encontramos también en las camisetas de su equipo de fútbol, por ejemplo. Alemania recibió en aquella primera carrera el color blanco, puesto que su bandera por aquel entonces era aún la del Imperio: negro-blanco-rojo. 

Como el blanco, el azul y el rojo ya estaban adjudicados, desde 1903 los británicos adoptaron el verde, el icónico “british racing green”. En aquel año, la carrera se debía disputar en Inglaterra, ya que el año anterior había ganado un Napier británico, pintado por cierto ya en un premonitorio color aceituna. Sin embargo, el límite de velocidad de aquella época en Inglaterra hizo que la organización trasladara el evento a Irlanda y en honor al “shamrock”, el trébol símbolo del país, los coches británicos se pintaron de verde.

No fue hasta 1907 cuando el príncipe Scipione Borghese participó y ganó la carrera Pekín-París en un Itala pintado de rojo bermellón. Y para conmemorar la hazaña de su nuevo héroe, el país transalpino adoptó oficialmente el “rosso corsa”. En los años ’20 y ’30 se consolidaría el uso de estos colores que hemos visto, aunque de esta época hay que mencionar el caso especial de los coches alemanes que pasaron del blanco al plata…

Cuenta la leyenda que las “flechas de plata” alemanas surgieron gracias a una ocurrencia de Alfred Neubauer, director deportivo de Mercedes-Benz en los años ’30. Según la misma, la noche antes de la carrera del Nürburgring en 1934, Neubauer hizo lijar la pintura blanca de sus W25 para quitarles peso y poder cumplir así con el límite de 750 kilos.

Sin embargo, se han encontrado evidencias de Mercedes pintados de plata e incluso menciones a las “flechas de plata”desde 1924, diez años antes de esa carrera. En fin: una vez más, la historia la escriben los vencedores. 

…y muchos más

Tras la Segunda Guerra Mundial, más y más países irían uniéndose a las competiciones internacionales, resultando en parrillas de salida ciertamente coloridas. Algunos países eligieron una combinación de colores basada en su bandera, como en los casos de Japón (blanco con un círculo rojo), Canadá (rojo y blanco), Suecia (azul y amarillo), Argentina (celeste y amarillo), España (rojo y amarillo) o EEUU (blanco con rayas azules y viceversa). En otros, se tomó un rasgo característico o algún evento significativo de su historia, como en los casos de Austria (azul), Egipto (violeta claro), Mexico (oro) u Holanda (naranja).

Eso sí, es interesante notar que el color lo determinaba la nacionalidad del equipo, razón por la que, por ejemplo, en 1954 Stirling Moss condujera un Maserati 250F pintado en “british racing green”. Además, hubo excepciones, como en el caso de los equipos ingleses de Bruce McLaren y Jack Brabham, que pintaron sus coches de un naranja intenso el primero y de verde y oro el segundo – los colores de su Australia natal.

La era de los patrocinios

En estos años, las competiciones fueron financiadas por grupos industriales ligados al mundo del automovilismo pero a mediados de los ’60 algunos como BP, Shell o Firestone fueron perdiendo el interés y retirando su dinero. Así que hubo que buscar financiación alternativa pero los nuevos patrocinadores fueron exigiendo más y más espacio publicitario en los coches hasta que en 1968 las autoridades permitieron a los equipos abandonar (si así lo querían) los colores nacionales que llevaban usándose desde hacía décadas.

El primer equipo privado que se acogió a la nueva normativa fue el sudafricano Team Gunston, que lució los colores de los cigarrillos Gunston en el Gran Premio de Sudáfrica. El primer equipo oficial que lo hizo fue Lotus, que en el Gran Premio de España del mismo año sacó su 49B con los colores rojo, dorado y blanco de la marca de cigarrillos Gold Leaf

Sí, hasta que cayera en desgracia a principios del nuevo siglo, algunos de los colores más legendarios vinieron del sector del tabaco. Como es el caso de John Player’s Special, marca británica de cigarrillos que patrocinó a Lotus en los ’70 y ’80. O Marlboro, que hizo lo propio con McLaren desde 1974. También mencionaremos aquí a Rothmans, que patrocinó a Porsche en competiciones de todo tipo, desde Le Mans al Paris-Dakar. Y cómo olvidar los todo terreno que participaron cada año durante aquella época gloriosa en la Camel Trophy

Otros colores que hacen latir más fuerte los corazones de los aficionados son los de Martini & Rossi. El aperitivo italiano ha dado al automovilismo acaso una de las vestimentas más reconocibles y algunos de los coches más exitosos, como los Porsche 917 de resistencia o los Lancia 037 y Lancia Delta Integrale de rally.

Y hablando de Lancia en rallies, deberemos mencionar aquí los Lancia Stratos HF con los colores de Alitalia, las líneas aéreas italianas. Otros ejemplos nos vinieron de la mano de Renault, con su amarillo combinado con blanco y/o negro luciendo en los Renault 5 Turbo de rally o los Fórmula 1 de la era del Turbo. Y más recientemente el azul y amarillo de los Subaru Impreza de rally, cuyos colores de la marca británica de tabaco State Express 555 causaron tanto impacto que la marca japonesa siguió usándolos tras terminar el contrato.

Pero acaso la combinación más legendaria no vino del tabaco sino del petróleo, por cortesía del grupo petrolífero americano Gulf. Hay veces que los astros se juntan para convertir algo en eterno y atemporal y en este caso lo hicieron con los patrocinios de los Ford GT40 y los Porsche 917 que reinaron en Le Mans y como guinda, inmortalizados en la legendaria película del mismo nombre protagonizada por el no menos icónico Steve McQueen.

Conclusión

Probablemente, la irrupción a gran escala de los patrocinadores en las competiciones automovilísticas significó el fin de la era romántica de las carreras. El hecho de que hubiera tanto dinero en circulación hizo que todo aquel mundillo se profesionalizara y entrara en una espiral de gasto sin fin, lo que dejó poco espacio para idealistas y empresas con pocos recursos. 

Pero algunos colores nacionales siguieron luciéndose por los circuitos del mundo, como fue el caso del azul de Francia de los Matra que ganaron en Le Mans en los ’70, que “por casualidad” coincidía (ahí está otra vez el tabaco) con el color del patrocinador, la marca de cigarrillos Gitanes. Luego en los ’90 Mercedes-Benz traería de vuelta a la Fórmula 1 el plateado tradicional de Alemania. 

Pero es de justicia que cerremos este artículo con el color más legendario, que ningún patrocinador ha logrado anular jamás. Sí, ya habréis visto la foto de cierre, a pesar del advenimiento de los patrocinadores, Ferrari (y también Alfa Romeo) siempre ha seguido luciendo el “rosso corsa” que representa a los equipos italianos desde que el príncipe Borghese ganara la Pekín-Paris hace más de cien años. Una actitud que generaciones de “tifosi” vienen agradeciendo con su apoyo y cariño incondicional.

DH

Fuentes:

Road & Track: The 18 best racing liveries

Wheel.ca: The greater racing liveries of all time

Gear Patrol: The 25 most gorgeous racing paint jobs of all time

Hemmings: So that story you’ve heard about how silver became Germany’s national racing color? Not really true.

Auto Glym: Patriotic Paint – How Each Country Acquired Its National Motor Racing Colour

Turnology: A History Lesson: National Racing Colors

The Telegraph: Colours in combat

Wikipedia: List of international racing colours

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