Mazda MX-5 Miata Eunos Roadster

Mi MX-5, diario de a bordo #5


En esta serie de artículos lo cuento todo sobre la compra, mantenimiento y disfrute de mi Eunos Roadster, un Mazda MX-5 llamado Puck

Ya tengo las llaves de mi Mazda MX-5 NA pero como decía, aunque muy bajito una vocecita me pregunta ¿se me ha escapado algo? ¿y si se estropea algo? Olvídate, ya has tomado tu decisión, disfruta del momento, has comprado tu primer “coche viejo”, quedarse en la cuneta tirado es parte del encanto, ja ja… no, en serio: lo que importa ahora es que ¡por fin tienes tu cocheee!

Mazda MX-5 NA
El ya ex-dueño despidiéndose del bichejo.

El ex-dueño de (ahora ya) mi nuevo (viejo) coche lo saca por última vez con cuidado del garaje donde ha descansado los últimos años, un último apretón de manos y un “buen viaje”, echamos la bolsa de viaje al maletero y nos sentamos en “Puck”, apodo cariñoso que le ponemos espontáneamente por lo pequeño y oscuro que es. Ajustamos los asientos y yo además los espejos… el retrovisor del lado del acompañante está tan duro (el reglaje es manual) que no se mueve – y en encima con este ángulo no veo casi nada, pero no me atrevo a moverlo por miedo a que esté pegado con pegamento y al intentarlo se parta algo. La primera en la frente, en fin

Primera parada para inflar neumáticos.

Arraaancamos… ahora llueve con ganas, así que dejamos el techo puesto, conducir abiertos es la mitad del encanto de este coche pero nos han tocado los peores días en muchas semanas, ya vendrán tiempos mejores.

Ciudad desconocida, lluvia, una capota que no deja mucha visibilidad… y conductores impacientes, pero enseguida me hago a ello y nos abrimos paso con las instrucciones precisas de mi querida copiloto. Conducimos hasta el hotel y dejamos el coche a salvo en el parking. Mañana emprenderemos el viaje de regreso pero esta tarde disfrutaremos de Barcelona. Esta ciudad es deliciosa, incluso aunque no pare de llover…

A salvo en el parking del hotel.

El día después amanece cubierto en Barcelona, pero al menos no llueve. Tenemos 600 (y pico) kilómetros por delante para llevar nuestro bichejo hasta su nueva guarida en Madrid pero queremos (y debemos) tomárnoslo con calma. Por un lado, el Mazda MX-5 NA no es el coche ideal para hacer largas etapas de autopista, pero es que además esta unidad ha estado parada bastante tiempo y aunque va bien, arranca a la primera y todo parece funcionar como debe, no me fío del todo: intuyo que el motor necesita un “rodaje” y el volante torcido indica que hay que hacerle el paralelo. 

Finalmente, hemos comprado un coche sin historial comprobado ni facturas de mantenimiento, así que lo sensato es ir con cautela. Por tanto, nada de AP-7: comenzaremos dirigiéndonos a Lleida por la antigua N-II…

Agricultores altivos…

Así que tras un buen desayuno y pagar la cuenta del hotel, bajamos al parking subterráneo y ahí está esperándonos nuestro compañero de viaje… equipaje al maletero, la tapa chirría al abrir… ñiiieeeek… nos encajamos en el habitáculo, que tiene ese inconfundible aroma de coche viejo, contacto, giro de llave, el motor se despierta a la primera… y salimos a la calle. Es sábado y son las ocho de la mañana, en unos minutos deberíamos estar fuera de la ciudad y allá vamos… pero va a ser que no, unos doscientos agricultores han tenido a bien pasear sus tractores en plan manifestación por las calles de la Ciudad Condal y aunque es pronto se forma un atasco monumental…

¡Sigue leyendo en el próximo capítulo!

DH

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