Ford T, el primer icono global


Empecemos por el principio, el Ford T fue el primer icono global fabricado por millones en una época en que el caballo aun era el primer medio de locomoción

¿Qué conducimos hoy en día? La mayoría de nosotros: Ibizas, Astras, Meganes… coches creados por el departamento de marketing y rematados por contabilidad, cómodos y eficientes, ergonómicos y fiables. Pero cuando el ciudadano de a pie empezó a motorizarse, lo hizo con coches ideados en su mayoría por individuos, no por departamentos.

Individuos polémicos (algunos), geniales (la mayoría) y emprendedores (todos) que fabricaron coches llenos de imperfecciones e incomodidades y ni mucho menos fiables, pero con un carisma desbordante que hacía que uno les cogiera un cariño muy especial y tuviera vivencias entrañables estrechamente ligadas a ellos. Y aquí tenemos al primero de todos ellos: el Ford T.

Model T Touring (1911)
Model T Touring (1911)

¿Os acordáis de El Gordo y el Flaco conduciendo un cochecillo muy gracioso dando botes a lo bestia por campos, ríos y montañas? Pues el irreductible vehículo co-protagonista de aquellas películas era siempre un Ford T, el primer coche barato fabricado en serie, cortesía de Henry Ford.

El americano no inventó el automóvil ni ideó la cadena de montaje, pero supo aunar ambos inventos para fabricar coches relativamente “sencillos de conducir” (sí, entre comillas: seguid leyendo…) que el hombre de la calle se podía permitir. Una auténtica novedad en una época en la que la mayoría de los coches se hacían pacientemente a mano y eran privilegio de unos pocos. 

Para lograr este propósito, la eficiencia fue clave y desde luego Ford sabía lo que se hacía: cuando empezó a fabricar el “T” en 1908 se tardaba 12 horas en hacer uno, pero a base de invertir en maquinaria y simplificar sesudamente los procesos, hacia 1914 ya salía de fábrica un coche cada 93 minutos y en 1928 cada 12 segundos. Doce. Segundos.

...a pesar de llevar cadenas! Ford T accidentado
…a pesar de llevar cadenas!

Y hablando de eficiencia y ya de paso de ahorro de costes… fiel a la divisa de “lo que no está no se puede romper”, al principio Ford entregaba sus “T” sin bombas de gasolina o aceite, sin luces de freno ni intermitentes y además sin retrovisor, parachoques o rueda de repuesto. Y sólo desde 1919 dispuso de instalación de encendido, reemplazando la famosa manivela de arranque.

Así que al salir de fábrica en versión tan elementalmente megabásica, floreció la industria de los accesorios suministrados por empresas independientes, al estilo quizá de las apps de hoy en día para los smartphones: se calcula que hubo más de 5.000 accesorios para montar en el Ford T, disponibles para comprar por correo, en talleres e incluso en grandes almacenes.

Cadena de montaje del Ford T hacia 1913
Cadena de montaje de Ford hacia 1913

Hay que hacer un esfuerzo muy grande para imaginarse las ciudades y pueblos de EEUU en aquella época, ya que lo normal era que las vías públicas fueran de tierra. Esto suponía que de por sí habría baches, hoyos y zanjas endémicas, pero cuando llovía aquello debía ser el acabóse: charcos, barro, torrentes de agua… Nuestros Ibizas y Astras no habrían avanzado ni tres metros por una “calle” así pero el Ford T fue lógicamente concebido y fabricado pensando en estas condiciones y no hay más que ver las bestialidades a las que se lo sometía en las películas.

Conducir un Ford T

Si. Bueno. Pero, ¿cómo se conducía uno de estos cacharros? Ah, pues hay que decir que el Ford T se hizo famoso por su (muy) relativa sencillez de conducción… fijaos en el panorama: hay tres pedales en el suelo, dos palancas en el volante y una palanca en el suelo a la izquierda del conductor. Hasta aquí todo correcto, pero ahora viene lo bueno… la palanca de marchas del suelo está en punto muerto cuando está levantada, en segunda cuando está hacia adelante y el pedal izquierdo no está pisado y cuando está hacia atrás es el freno de emergencia.

Ford T, camioneta de reparto (1924)
Ford T, camioneta de reparto (1924)

El pedal izquierdo es la primera marcha cuando está pisado y segunda cuando se suelta el pedal y la palanca del suelo está hacia adelante. El pedal del centro es la marcha atrás y el pedal derecho es el freno. La palanca derecha en el volante es el acelerador y la otra es la ignición. Los frenos funcionan con bandas que actúan sobre la transmisión, con lo que el coche tardaba lo suyo en frenar. Vamos, que pilotar un Airbus es más sencillo… Pero a todo se acostumbra uno y la gente acababa dominando la técnica y hasta disfrutando de los paseos.

Curiosidades

Ah… claro… no hemos hablado de su apodo más común… en Norteamérica todo el mundo lo conoció como Tin Lizzie. A principios de siglo en EEUU entre las familias de clase media estaba de moda contratar a chicas inmigrantes para servir en sus casas, a las que llamaban genéricamente Elizabeth o “Lizzie”. El Ford T se convirtió pronto en un “sirviente mecánico” y recibió el citado apodo de Tin Lizzie, o sea, la “Lizzie de hojalata”.

También incluiré aquí la famosa frase atribuida a Henry Ford: “Pueden comprar mi coche en cualquier color, siempre que sea negro”, y así fue: para optimizar la producción, entre 1913 y 1926 sólo se hicieron en este color. En tercer lugar, os contaré uno de los secretos de la robustez del “T” y la razón de que sobrevivan tantos hoy en día: su carrocería de acero al vanadio, tres veces más resistente que el acero normal.

Ford T, modificado para transportar ganado vacuno
Ford T, modificado para transportar ganado vacuno

He hablado mas arriba de las películas de Stan Laurel y Oliver Hardy, en las que el simpático Ford T se convirtió en coprotagonista. Pues bien, si queréis ver el «T» en acción visionad especialmente el cortometraje Two Tars (1928) o la película  Big Business (1929), transportando árboles de Navidad. Por cierto, tras el rodaje todos los Fords acababan en el chatarrero pero uno sobrevivió a la masacre y está expuesto actualmente en el Miami Auto Museum – junto con muchos otros coches de películas, por si tenéis oportunidad de pasaros por ahí.

Fotograma de "Two tars" con un Ford T (1928)
Fotograma de «Two tars» (1928)

Y finalmente aprovecho para dejaros algún dato técnico… el Ford T, ahí donde lo véis, medía 3,4 metros y pesaba unos 550 kg. El motor era un cuatro cilindros en línea con 2,9 litros y… bueno… 20 CV eran todo lo que sacaban en aquella época de esta cilindrada, que ayudaban al coche a alcanzar los 67 pedazos de kilómetros por hora consumiendo entre 11 y 18 litros cada 100 kilómetros. La transmisión se vendía en la época como de tres marchas, aunque en términos actuales deberían ser dos, ya que la tercera… pues era la marcha atrás.

Henry Ford

Ford creció en la granja de sus padres, se formó como aprendiz y tuvo varios trabajos relacionados con las máquinas hasta que en 1891 obtuvo el título de ingeniero. En 1899 fundó la Detroit Automobile Company que tras un par de años se declaró insolvente y por fin en 1903 fundó la Ford Motor Company y ésta ya sí que duró algunos años… Ford fue todo un “self made man” que dirigió hábilmente su compañía y dio mucho a la humanidad y a sus trabajadores, por los que se preocupó y luchó.

Henry Ford con un Ford T

Quizás menos conocida sea su inclinación al antisemitismo, al que dedicó la misma pasión y ahínco que a fabricar coches: durante nueve años fue el editor de un periódico en el que se publicaron artículos contra los judíos, pero  aún más problemática fue su relación con la Alemania nazi, donde en 1938 construyó una fábrica de camiones y fue el primer americano en recibir la insignia del Escudo del Águila del Imperio Alemán, con una nota de felicitación del mismo Adolf Hitler, quien incluso tenía un retrato de Ford en su despacho en Múnich. Pero también hay que mencionar que al parecer, en sus últimos años recondujo su postura.

El Fin del Ford T y su Legado

Precisamente su principal argumento de compra resultó su fin: ningún éxito dura para siempre. Fijaos en este círculo, vicioso donde los haya: los usuarios compraron estos coches por millones y comenzaron a reclamar al Estado que construyera mejores carreteras.

El asfalto es un subproducto del petróleo que se obtiene al destilar gasolina… por tanto, cuantos más coches se vendían, más gasolina se producía y al mismo tiempo más asfalto… que se usó para hacer carreteras… con lo que la calidad del pavimento mejoró tanto que (es lo que tenemos los consumidores)… la gente reclamó coches más confortables y potentes.

De repente el superventas ¡se había pasado de moda! Al principio Henry Ford no quiso verlo y siguió empeñado en vender su T(ractor), hasta que la producción se volvió totalmente inviable desde el punto de vista económico. Medio año estuvieron las fábricas paradas hasta que a finales de 1927 Ford sacó al mercado un coche acorde con los nuevos tiempos, al que llamó “Modelo A”. Pero ésta es ya otra historia…

Ford Model-T Tudor Sedan (1926)
Ford Model-T Tudor Sedan (1926)

Como hemos dicho, todo éxito tiene su final, pero en los últimos años el Ford T ha sido nombrado en muchos foros el coche más influyente de la historia y no sólo en EEUU, ya que fue el primer coche global y el primero fabricado en serie en varios países a la vez.

Aparte de EEUU hubo fábricas en Canadá y Gran Bretaña y más tarde se produjo en Irlanda, Alemania, Argentina, Francia, Dinamarca, Noruega, Bélgica, Brasil, México, Japón y España – en Cádiz quiyo ¡ni más ni menos! Se fabricaron más de 15 millones de unidades entre 1908 y 1927. Se calcula que cuando llevaban 10 millones, la mitad de los coches del mundo eran Ford Ts y durante décadas fue el coche más vendido del mundo hasta que el VW Escarabajo le quitó el honor.

DH

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